«Los 50 Principios del Milagro» de Kenneth Wapnick

«Este libro es una copia combinada de dos talleres de un día de duración cada uno, en torno a “Los cincuenta principios del milagro” que fueron los primeros talleres que ofrecí en nuestro Centro de Enseñanza y Curación en Crompond, New York. Estos talleres -celebrados los días 6 y 13 de enero de 1985, básicamente contenían el mismo tema. La base para este libro fue el taller celebrado el día 13 de enero, el cual se complementó con material del primer taller que no se repitió en el segundo. Se añadió material nuevo con el propósito de aclarar algunos puntos así como también hacer pequeñas revisiones encaminadas a lograr un estilo más ameno. Como se explica en el taller, el formato básico abarcó mi análisis línea por línea, de “Los cincuenta principios del milagro”. A este procedimiento se le intercalaron preguntas del grupo, las cuales facilitaron la discusión ulterior de los principios y de las ideas relacionadas con los mismos.”.

Hoy no vamos a entrar en la metafísica del Curso; vamos a presumir que aceptamos esos principios. Pero, ciertamente, el fundamento metafísico básico del Curso es que no hay mundo alguno fuera de nosotros. El mundo solamente es la proyección de lo que está en el interior de nosotros, lo cual significa que el asunto central siempre se encuentra en el puntito que aparece en el lado izquierdo de la gráfica, y que representa la mente. Esta proyecta sobre el mundo lo que tiene en su interior; y el mundo incluye no solamente la totalidad del mismo, el universo, sino también el mundo de nuestros cuerpos personales. Esto significa que el problema jamás es lo que está fuera de nosotros aquí en el mundo. El problema es siempre lo que está en nuestras mentes; y como es allí donde radica el problema, es allí donde debe buscarse la respuesta. Esa respuesta es el milagro.

La mejor definición de qué es un milagro es, entonces, que éste es la corrección de un pensamiento erróneo o de una percepción equivocada, y por lo tanto, un curso de milagros jamás abogará porque usted haga algo que cambie su conducta. Muchos de ustedes habrán visto el artículo acerca del Curso que se publicó en el New York Times hace un tiempo (9 de diciembre de 1984) en el cual me citaron al revés. La cita decía que usted debe cambiar su conducta, y eso cambia su mente. Yo estoy seguro de que les dije todo lo contrario por teléfono: que el cambio de pensamiento correspondientemente cambia su conducta. Esto no significa, dicho sea de paso, que el Curso muchas veces no abogue porque usted haga algo para cambiar su conducta. Todo lo que éste quiere decir es que usted no crea que al cambiar su conducta ha cambiado el problema. Este podría ser un paso útil hacia el cambio de un problema, pero el problema básico no está fuera en el mundo o en el cuerpo, -está en la mente. Esta idea, por supuesto, es absolutamente esencial en todo lo que enseña el Curso y en todo lo que habremos de hablar. Ciertamente, esto es esencial para entender qué es el milagro. La definición más sencilla del milagro es que éste es la corrección de cómo percibimos o de cómo pensamos.

Una de mis líneas favoritas en el Curso, que en realidad es la definición perfecta del milagro, aunque en la misma no se utiliza la palabra, dice que «el más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente» (T-26.IX.6:1). 

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