La Vía del Corazón
La edición del propio Jayem de este primer libro de La vía de la maestría, que se titula La Vía del Corazón,
contiene unas Sugerencias de Jeshua para el “estudio” –que se pueden encontrar al inicio del texto, 12 lecciones a trabajar una al mes, como se sugiere.
Algunas lecciones también contienen una sección de preguntas y respuestas.
Es un libro maravilloso en que Jesús a través de Jayem, canaliza unas ideas amorosamente sencillas para llevar a la practica diaria.
Esta es una traducción de esa edición de Jayem, de las palabras que este recibió en comunión con Jeshua.
Jayem: Cuando Jeshua se me apareció por primera vez en un campo de luz brillante, blanco-dorada, en agosto de 1987, fui propulsado por un camino radical al despertar. Pero primero tuve que atravesar un miedo que hacía que se me retorcieran tanto las tripas, que estaba seguro que iba a perder la cabeza. Narré mi primer año de contacto con Él en mi libro Las cartas de Jeshua. Le exigí que me diera pruebas de que Él era algo realmente separado de cualquier proyección de mi propia mente, y –en un periodo de nueve años– Él hizo precisamente eso, derrotando finalmente mi escepticismo tan firmemente mantenido (y probablemente fundado en el miedo).
A posteriori, ¡la simple magnificencia y profundidad de la sabiduría de esas Enseñanzas debería haberme bastado para aceptar que mi mente no las estaba fabricando, obviamente! Cuando comenzaron, ya había tenido una cierta experiencia enseñando principalmente yoga y meditación.
Las clases y los talleres que yo daba eran algo que estaba bien preparado de antemano. Pero, en contraste, en ningún momento supe lo que Jeshua iba a decir.
Cuando comenzó, en 1994, la primera grabación de La vía del corazón, no me avisó del hecho de que iba a darnos el primer capítulo de un curso de entrenamiento de tres años para el despertar de la Mente de Cristo (inicialmente enviado por correo en forma de cintas de audio a cientos de personas en EEUU). Entonces, simplemente hice lo que estaba acostumbrado a hacer…
Me sentaba, cerraba los ojos, comenzaba repitiendo una breve oración que me había dado para cuando me unía con Él, y así yo permitía que los patrones vibratorios, los colores y la sensación de abandonar mi cuerpo sucedieran. Entonces, Él comunicaba Su mensaje, y decía “Amén”. Y así es como me daba cuenta que Él estaba diciéndome que ya se había terminado. Y yo volvía a sentir mi cuerpo y “aterrizaba” en él, a menudo para sentirme radicalmente energizado durante horas.
Me recuerdo en una noche con fiebre, la garganta hinchada, y sin nada de voz. ¡Dijo que no sería ningún problema hablar a través de mí, porque Él (a diferencia de mí) no creía en límites o enfermedad! Mientras hablaba esa vez no hubo rastro alguno de mis síntomas, y me sentí liberado de ellos durante varias horas después. Pero cuando regresaron, le reclamé: “¿cómo prevengo esto?”. Su respuesta fue, Eso, hermano mío, es lo que has venido a saber aquí en ti mismo y por ti mismo.
Accede al libro en el siguiente link:
muchas gracias ! Buena vida!!!