Bill Thetford Autobiografía
En 1982, Frances Vaughan grabó una serie de entrevistas con su querido amigo, el Dr. William Thetford. Mientras respondía a muchas preguntas acerca de su extraordinaria vida y carrera, también discutió su papel en la elaboración de un Curso de Milagros. Después de completar sus entrevistas con Bill, la Dra. Vaughan transcribió las cintas para un documento impreso. Ella y Bill editaron el manuscrito, titulado «Recuerdos de William Thetford», y ahora las cintas de audio y el manuscrito editado forman parte de los Archivos Históricos de la Fundación para la Paz Interior.
Este registro biográfico de Bill Thetford fue el primer relato de este tipo. Sin embargo, se excluyeron inadvertidamente una serie de aspectos esenciales y acontecimientos importantes.
Estos salieron a la luz más tarde y necesitaban sumarse a los acontecimientos de 1982 hasta su muerte en 1988.
Así, el original «Recuerdos de William Thetford» fue fielmente ampliado y actualizado por un proceso que se basó en los comentarios grabados por Bill en otras casetes de audio y vídeo. El material adicional provenía de los escritos y recuerdos de Bill de sus amigos y colegas.
La Fundación para la Paz Interior presenta el siguiente relato de la vida de Bill en el espíritu y estilo que él pudo haber escogido. Es una autobiografía ampliada, enfatizando su papel esencial en la escritura de Un Curso de Milagros.
INFANCIA Y JUVENTUD
De niño, fui criado como cristiano científico. Pero después de que mi hermana, que era dos años mayor que yo, muriera cuando yo tenía siete años, eso hizo que esta confesión dejara de tener credibilidad para mis padres. A causa de su muerte perdieron el interés en la religión. Inmediatamente después, enfermé de escarlatina y casi muero yo también. Así que, en retrospectiva, podría decir que en aquel momento tomé la decisión específica de vivir.
Un día escuché una conversación que mi madre mantenía en el teléfono de la extensión de arriba en una habitación que no estaba muy lejos de mi dormitorio…Esencialmente, el doctor decía que tenía un cincuenta y cinco por ciento de posibilidades de sobrevivir, y que si lo hacía probablemente sería un inválido. Yo tenía solo siete años y estaba muy enfermo y confinado a la cama. Después de escuchar esto, tomé la decisión de que no iba a ser un inválido y de que no iba a morir. Es muy difícil describir lo que hice, pero simplemente decidí no iba a prestar atención a lo que el médico decía. En algún nivel parecía ser consciente de que eso dependía de mí. Así que, podría decir entonces que tomé la decisión específica de vivir.
Después de eso, durante tres años estuve fuera de la escuela y me quedé en casa, donde mi madre me enseñaba. Volví a la escuela primaria cuando tenía diez años. Había aprendido a caminar de nuevo y también tenía un problema de postura. Mis articulaciones estaban ligeramente torcidas por la fiebre reumática… Recuerdo haberme adaptado a esto razonablemente bien, pero fue difícil debido a mi ausencia de la escuela durante tres años. Me pusieron en cuarto grado y obtuve muchas promociones dobles y triples en la escuela primaria, por lo que entré a la secundaria cuando tenía doce años.
Después de graduarme de la Escuela Secundaria Lindblom, en Chicago, en el invierno de 1940, quise ir a la universidad. Tenía dieciséis años y no tenía dinero para poder ir, pero no quería ir a la universidad en Chicago. Pensaba que estaría bien salir de la ciudad. Afortunadamente, gané una beca de cuatro años de matrícula completa para la Universidad de DePauw en Greencastle, Indiana – una prestigiosa universidad de humanidades con altos estándares académicos. Me pareció un buen lugar para ir, así que ahí es donde fui. No estaba muy lejos de Chicago; así que con la beca y la ayuda de mi familia, pude hacerlo.
La escuela de medicina comenzó en septiembre en la Universidad de Chicago, y yo necesitaba un trabajo.
No tenía dinero para ir a la escuela de medicina, así que todo el asunto era una fantasía. Pensé que si trabajaba durante varios meses podría tener suficiente dinero para pasar el primer año. Así que conseguí un trabajo en la Universidad de Chicago como oficial administrativo de la Universidad. Fue con el equipo científico que realizaba la investigación atómica, que en ese momento informaba a la administración de la Universidad. Robert Maynard Hutchins era entonces el rector de la universidad. Nombró a Lawrence Kimpton como director de laboratorio del proyecto de la bomba atómica y director administrativo en jefe del laboratorio. Trabajé como uno de los diez oficiales administrativos del proyecto.
Eventualmente me ascendieron a la nómina de la facultad, y me dieron una oficina privada y una secretaria. No fui a la escuela de medicina como estaba planeado porque decidí que realmente debía terminar mi compromiso con este proyecto. Así que me quedé allí hasta el verano de 1945, cuando terminó la guerra.
Sigue disfrutando de esta maravilloso testimonio de luz…
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