Zen, la vida de Dogen
El budismo Zen y Un curso de milagros tienen el mismo objetivo y algunas similitudes en el el método. Mientras Jesús recurre a la paradoja para derribar los obstáculos conceptuales del sistema de pensamiento del ego, Dogen usa el koan, una pregunta sin respuesta lógica cuya verdadera misión es deslocalizar la percepción para ponerla en contacto con su naturaleza divina. Hilos que conectan de manera sutil e invisible la Verdad nueva y antigua de la que nos habla el Maestro en los evangelios.
Esta hermosa película, plena de poesía auditiva y visual, nos remonta a los días en que el Zen llegó a Japón de la mano de un monje sabio que ha experimentado el Satori (iluminación) durante un largo peregrinaje por China. Una maravilla oportunidad para relacionar el Curso y la propia experiencia de transformación con los principios del budismo.
- Director: Benmei Takahashi
- Año: 2009
- Duración: 125 minutos
Comentario sobre la película, brindado con 💖 por Héctor Cañón <eligedenuevoucdm@gmail.com>
(Transcripción de una charla)
Tanto Dogen como el Zen tienen una historia en el mundo, son personajes históricos. Dogen es el monje que lleva el Budismo Zen de China a Japón y el Zen es una de las escuelas budistas que tiene similitudes y diferencias con otras escuelas del budismo; la respiración, el servicio, la devoción al maestro, son algunos de sus fundamentos.
El koan es otro de sus fundamentos y lo vemos a lo largo de la película, es de lo más valioso que tiene la película. El koan es un hermano de la paradoja, es la forma que tiene la maestría budista de ofrecerte una pregunta que realmente no tiene solución, cuya solución es no solucionarla, pero para no solucionarla tienes que atravesar un montón de posibles soluciones en tu mente, es un ejercicio que busca romper el discurrir lógico de la mente, el discurrir analítico, la tendencia analítica de la mente humana para que te sumerjas en la práctica, para que renuncies al afán de resultados, para que estés presente y para que permitas que tu mente salte entre dimensiones, rompa su tendencia analítica y su obsesión por la lógica.
Aunque en la película no se muestra, Dogen era poeta, chef y jardinero. Vamos a ver una serie de analogías que se pueden hacer con Jesús, con Un Curso de Milagros y contigo. Cuando él llega a China en su búsqueda empieza a desafiar al establecimiento, a los primeros monjes que encuentra los cuestiona; es lo mismo que hizo Jesús con los hipócritas, y es lo mismo que estás haciendo tú y vas a seguir haciendo en tu camino. No vas a ser popular enseñando Un Curso de Milagros y no debes caer en la tentación de ablandar el mensaje intransigente del Maestro Universal.
Es muy bella la escena en que Dogen se encuentra con su maestro de cocina, que es uno de sus grandes maestros a lo largo de la vida, de hecho, dejó el libro Instrucciones de un maestro de cocina. Dogen intenta liberarlo de la carga que lleva en los hombros, a lo que el maestro responde: “no, esta es la carga que me pertenece”. Así va a ser a lo largo de este camino, cada uno de tus hermanos y de tus hermanas lleva su propia carga, puedes unirte a ellos en la luz, pero a cada uno le corresponde su propio deshacimiento.
Aparecen los primeros koanes con este maestro de cocina cuando le pregunta: ¿Cuál es la enseñanza del budismo? A lo que él mismo responde: “1, 2, 3, 4, 5”. Puedes interpretarlo de la manera en que tú quieras y puedes jugar con eso; podría ser 1: nada de lo que veo significa nada. 2: le he dado a todo lo que veo todo el significado que tiene para mí. 3: no entiendo nada de lo que veo… Una vez más lo desafía al preguntarle: ¿Cuál es la practica?. Y de nuevo él mismo descifra el enigma sin descifrarlo de una manera secuencial, localizada, rígida: “el budismo siempre ha sido palpable”.
El proceso de Dogen dura 7 años para conseguir el Satori, que es la iluminación. El 7 es un número muy simbólico, está presente en muchas corrientes místicas y en muchas realidades. Por ejemplo, en Un Curso de Milagros, el momento crítico entre Helen y Bill es entre los años 58 y 65, cuando trabajan en bastante conflicto y odio. Así la transmisión de Jesús a Helen dura 7 años. La maestría Tolteca dice que los seres humanos vivimos ciclos de 7 años y que si los logramos identificar nos van a permitir experimentar caminos y señales que nos harán avanzar de una manera mas profunda, mas segura y con mayor velocidad.
Cuando aparece el maestro Rujing, alguna vez golpea a uno de sus discípulos (que es un recurso que se usa en el Zen) y le dice: “debes abandonar todo lo accesorio”. Eso mismo te dice Jesús en la lección 128 de Un Curso de Milagros: El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee. Y vas avanzando en este camino a medida que tienes la honestidad suficiente para reconocer cuáles son los accesorios en este camino de despertar y cómo puedes renunciar a ellos.
Otra de las enseñanzas del maestro es que la iluminación y la practica son infinitas. Dice: “la luz y la practica están indisolublemente enlazadas”. Jesús te habla de esto cuando te dice: “perdonar es mi función por ser la luz del mundo” o cuando te dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”; fíjate que no te dijo yo soy la meta. La meta ya sucedió hace mucho tiempo y la estás recordando, porque esa es la verdad. El camino es tu práctica, y tu práctica es la iluminación. Es hermoso ver cómo la iluminación, el satori o el nirvana son la boda con la eternidad, cuando un ser iluminado abandona su cuerpo como lo hizo Rujing, como lo hizo Oogway en Kung Fu Panda y como lo hizo Bab’Aziz en Bab’Aziz, el sabio sufí.
Orin es la niña que Dogen salva de la muerte, es la mujer que se dedica a la prostitución, ese el símbolo de estar vestida de rojo, similar a la imagen de la mujer de rojo en matrix. Orin tiene todo lo que se necesita, tiene carencia, ideas arraigadas, tiene una relación especial, tiene unas memorias sumamente dolorosas y un bebé muerto, esto ultimo es muy confrontante; un bebé muerto es la confirmación de que nada en este mundo es real y de que solo me puedo liberar accediendo al reino de Dios.
Los mojes zazen de Japón acusan a Dogen de usar los demonios, que es lo mismo que hace el establecimiento judío con Jesús acusándolo de demoniaco, aunque él demuestra lo contrario. A Dogen le piden estatuas y sutras para que demuestre que su budismo le es fiel al maestro y él les responde con un koan: “ojos horizontales, nariz vertical”. Ojos horizontales es el mundo, el mundo de la forma que yo veo, siempre va a ser horizontal y nariz vertical se refiere a la respiración, al poder que me da la respiración y la respiración como un símbolo de presencia de mi contacto permanente y conciente con Dios, es la prueba de que Dios es un hecho. Con esas dos palabras está fundiendo la visión budista de la realidad y dando una lección, por medio de una sublime metáfora de koan, a quienes lo atacan.
Él llora en secreto por la muerte del bebé de Orin y es absolutamente intransigente ante esa muerte; le dice: “anda y busca una familia que no tenga muertos”. Eso es la condición humana, venir a morir. Un día vas a abandonar tu cuerpo y ante eso Dogen es intransigente en su enseñanza. Tras la muerte del bebé ella entra al río; el río es un símbolo de la purificación. Recuerda que Jesús nos dice en los principios de los milagros, “todos tenemos derecho a los milagros, pero antes es necesario una purificación”.
Dogen, a pesar de que es intransigente ante la idea de la muerte, es un ser despierto que no tiene miedo a experimentar el dolor de su hermano. Por un momento entra en el dolor del otro, lo siente totalmente, pero no para unirse en el sufrimiento sino para liberar al otro y liberarse a sí mismo en su mente de la condición humana. Ahí de nuevo repite: “meditación es iluminación”. Esto no se trata de resultados, estar en la luz es estar iluminado, estar presente y en contacto con Dios es estar iluminado, estar en tu practica del entrenamiento mental de Un Curso de Milagros es lo que es la iluminación. No se trata de volverlo una aventura más en la búsqueda de un resultado, en el entrenamiento y en la practica está toda la dicha del alumno feliz de Un Curso de Milagros.
Aparecen la serpiente, el sexo y la culpa en la escena de Orín con el otro monje que al final termina retirándose, lo que me hace ver que nosotros somos monjes seculares. Aquí no hay ningún listado moral, ninguna instrucción, ningún maestro que te diga qué hacer o qué no hacer, cada uno es su propio testigo y ve qué es accesorio en su camino y qué es fundamental en su camino. No es que seas culpable de nada, pero haces cosas para poder experimentar la culpa y vas a tener que entregarle esto a Jesús y al Espíritu Santo y mantener toda tu presencia para saber qué cosas del mundo aún necesitas y qué cosas del mundo ya no hacen parte de tu camino. Este es un camino de incluirlo todo, así que también tienes que incluir la renuncia a ciertos comportamientos, hábitos, tendencias, imágenes, sonidos, y sólo tu lo vas a poder decidir a lo largo de tu camino.
Los dos Shogunes que aparecen, el primero que queda decapitado y el otro samurái, ellos pelean con fantasmas que te recuerdan que cualquier idea de dominio, de control, de jerarquía, de competencia, es una idea de sufrimiento.
Al final me encanta cuando Dogen está listo para partir y lo hace como Jesús; invitando a que seas su sucesor, a que seas su seguidor, a que encarnes al Buda; es decir, al Cristo. Lo mismo pasa con Orín, atraviesa toda su devastación y toda su purificación y está lista para ser y andar su propio camino, la verdad y la vida.