Una mente brillante (A Beautiful Mind)
Esta película es (literalmente) alucinante. John Forbes Nash, matemático ganador del Premio Nobel de Economía en 1994, atraviesa la sanación de su esquizofrenia en una serie de milagros que se pueden relacionar directamente con el Curso y sus enseñanzas luminosas.
Diálogos magistrales entre los personajes reales y los imaginarios; espeluznantes proyecciones que atacan sin piedad o seducen irresistiblemente al protagonista; poderosas actuaciones de Rusell Crowe, Jennifer Connelly y Paul Bettany y un guion basado en la historia del laureado científico que dejan en evidencia las ideas intransigentes de Jesús en cuanto a que el mundo es una proyección y en cuanto al perdón, el instante santo, la relación santa, el mundo, las situaciones extremas y la mente como los principales recursos de aprendizaje del estudiante de Un Curso de Milagros. ¡Imperdible!
- Director: Ron Howard
- Año: 2001
- Duración: 140 minutos
Comentario sobre la película, brindado con 💖 por Héctor Cañón <eligedenuevoucdm@gmail.com>
(Transcripción de una charla)
“Beautiful Mind (Una mente brillante)”. Maestro, maestra de Dios, te comparto algunas ideas sobre esta película.
Empieza en una fiesta. John Nash, el científico que es protagonista ve en una corbata, que es feísima según otro de los personajes de la película, un montón de juegos de luz que lo conectan con el Universo. Recuerda que Jesús te dice que cuando estas dormido solo ves el pasado, pero si te abres, si entrenas tu mente, una mesa, o en este caso una prenda de vestir, en apariencia inanimada, te puede revelar el verdadero significado del universo: eres pleno, perfecto e integro tal como Dios te creó.
Vamos al cuarto donde John Estudia, allí trabaja en las ventanas una hermosa metáfora de la transparencia y de cómo el entrenamiento mental te lleva a mirar tu reflejo en el Cielo. Su amigo Charles le dice: “no es sencillo distraerte” mientras intenta relacionarse con él y sacarlo del estudio. Nash responde que no va a clases porque las clases destruyen el potencial de la creatividad; este no es un camino conceptual, este no es un camino analítico, este no es un camino de la lógica, Un Curso de Milagros es una experiencia de Dios. Esto me hace recordar el filósofo colombiano Estanislao Zuleta cuando dijo: “dejé de ir al colegio porque me quitaba el tiempo necesario para estudiar”.
En el campus donde él empieza a mostrar que no es de este mundo, que sus formas no son las formas de este mundo, y que su mente no es de este mundo, se revela que sus teorías surgen por medio de la observación de los comportamientos de una paloma, de un partido de futbol, de un robo. De ese modo, nos revela que este es un camino de integración de las formas en la mente despierta, en la mente unida y cocreadora con Dios. En esa escena es muy interesante cómo él pierde en el juego de fichas blancas y negras, que es un símbolo del juego de la dualidad, al perderlo él se altera y enseguida debe alejarse de todos sus compañeros, visiblemente confundido.
La siguiente escena es en el bar, donde él va junto a sus amigos a compartir, a tomarse los tragos y a buscar a las chicas. Nash nos brinda dos ideas muy interesantes, dice que está buscando una teoría, una forma “donde no pierda nadie”, que su interés es la aplicación de esas ideas matemáticas a las formas cotidianas. Ese siempre es el propósito de John Nash, aún en medio de su esquizofrenia y de su paranoia, su propósito nunca se desvía y también dice literalmente que “busca una dinámica donde cada uno piense en el todo”. De ahí nace precisamente su frustración y de ahí empieza a nacer su locura porque no puede integrar ese propósito de su mente a las formas del mundo.
En su primera cita en el ejército, John dice que la dinámica de su teoría sobre los gobiernos contradice 150 años de tradición. Esto es una hermosa metáfora de como el entrenamiento mental, tu camino en Un Curso de Milagros es el reconocimiento de la realidad eterna de tu ser y va en contra de lo que nos han dicho las tradiciones, de lo que nos ha dicho el sistema, de lo que cada uno de nosotros ha formulado desde su mente separada, un camino imposible, que es la tendencia de la mente humana a negar a Dios. Allí, en esa escena, un militar le pregunta: “¿nunca tiene intuiciones, Doctor Nash?”. Él responde: “a diario”. Ese eres tú, a diario tu corazón te está diciendo cuál es el camino indicado a seguir para hacer una demostración de los milagros. Por último, en esa escena, John mira el tablero lleno de números y en la abstracción de su mente puede descifrar conexiones divinas a partir de lo concreto.
Enseguida es un profesor en clase y está el ruido afuera. El alumno, que tiene calor, quiere abrir la ventana y él le responde: “tu confort no evitará que escuche mi voz interior”. Esto es decirle al mundo que no te acomodas a sus formas, que las bendices, las amas, las atraviesas con el amor de Dios, pero no vas a permitir que esas formas de este mundo te digan quién eres. Sin embargo, ahí John escucha la voz de Dios en su interior, pero a la vez se contradice a sí mismo como cualquier mente separada con la idea de los resultados, de ganar, de mostrar. Esa voz interior se va poniendo al servicio del ego y eso lo lleva a la locura, a la esquizofrenia, a la paranoia. Enseguida aparece Alicia y resuelve la situación diciéndole a los obreros que si pueden parar el ruido por un rato y él responde: “siempre hay varias soluciones a un mismo problema”.
En Un Curso de Milagros es sutilmente diferente: sólo hay un problema que es la separación y sólo hay una solución: recordar que el problema no es real. Sin embargo, esta frase, “siempre hay varias soluciones a un mismo problema” es una frase que podríamos considerar milagrosa, cualquier desenlace y cualquier forma, cuando estás entregado al entrenamiento mental y cuando pides ayuda al Espíritu Santo, cuando permites que Jesús te revele tu propio maestro interior y te guíe, cualquier forma es un milagro, porque recuerda, como dice Jesús en el primer capítulo del Libro de Texto: no todos los milagros tienen efectos observables.
Esta película tiene unos diálogos magistrales. En otra de las escenas tiene frases muy llamativas: “la convicción es un lujo de quienes sólo contemplan”, que te muestra cómo el milagro y la determinación con que practicas el entrenamiento, con el que estás decidido a recordar quién eres, están íntimamente ligados y conectados. Milagro y determinación. También está la frase “el hombre tiene adentro tanta atrocidad como imaginación”. Ahí estás tú como conciencia con la posibilidad de elegir de nuevo entre el sistema de pensamiento del ego y de la muerte y el sistema de pensamiento del Espíritu Santo y de la vida eterna.
Cuando a él le ponen el código dice: “me he convertido en espía”. Cuando permite que el mundo le diga quién es y pone sus dones al servicio de la irrealidad de la separación, del pecado, la culpa y el miedo. En el coctel Alicia dice; “Dios pintó esta obra, de dónde más pudieron salir estos colores”. En esta frase están dos ideas maravillosas de Un Curso de Milagros que te dicen: Dios está en todo lo que ves, y tú eres cocreador del universo y de tu propia realidad. Enseguida salen los dos de este salón y están ella, él y el Universo. La contemplación extática de un cielo estrellado, que es un paradigma del ser humano que despierta. Allí, Nash le dice a Alicia: “piensa en algo, piensa en una forma”. Ella elige una sombrilla y él la pinta con su dedo en las estrellas. Esto nos dice que lo queremos ver está en el Universo, tú eres quien lo crea y tú eres quien decide los sentimientos que quieres experimentar y el objetivo que quieres alcanzar.
En el restaurante cuando él le pide matrimonio, ella le pregunta: “¿cuánto mide el universo?”. A lo que el matemático poeta responde: “infinito”. La mujer contrapuntea: “¿cómo lo sabes?”. Nash, enamorado, responde: “simplemente lo creo”. Lo mismo pasa con Dios, con el amor y contigo, los tres que son lo mismo, son infinitos, tú lo sabes porque simplemente lo crees desde tu corazón.
En la conferencia de Nash en la universidad es dónde se revela que Parcher, Charles y todo su trabajo con los agentes eran solamente proyecciones. Allí es maravillosa la película porque hasta ese punto te ha hecho creer que los personajes y los hechos son reales, pero en este momento te revela que es sólo la imaginación de la mente separada de John Nash la que ha proyectado esas imágenes que en ocasiones lo atacan sin piedad y en ocasiones lo seducen sin que se puede resistir a su aparente encanto. Esto es igual para ti, en tu camino te vas dando cuenta cómo proyectas y cómo vas creando un mundo separado de ti, creyendo que ese mundo te puede atacar y hay un momento que prácticamente sucede a diario con tu lección, con tu entrenamiento mental, donde recuerdas que el terror ha reemplazado al amor y que tú tiene el poder de elegir de nuevo.
En sus encuentros con el psiquiatra este le dice: “tu pesadilla es no saber que lo ves no es verdad, tus memorias no se han ido, simplemente nunca existieron”. Esto es literalmente lo que te pasa, la pesadilla de la condición humana es no saber que el mundo que en apariencia te gobierna es simplemente una proyección. Él declara que lo puede descifrar y el psiquiatra, que representa al sistema de pensamiento del mundo, dice enfáticamente que no. Su argumento es que no se puede reparar con la mente algo que se originó en la misma mente, a lo que Nash responde que si puede, que por lo menos lo puede intentar.
Alicia es su relación santa, su hermana, su compañera poderosa, en el momento más crítico de todos. Cuando ella se da cuenta que Nash tiene una cabaña detrás donde le da rienda suelta a su locura sin el inconveniente de los testigos, cuando él la agrede por intentar defenderla supuestamente de sus propios fantasmas, y pone en riesgo la vida de su hijo, le recomienda sacar la basura de la casa como una metáfora de limpiar la mente de los viejos condicionamientos y del hábito de buscar el pecado para validar la idea de la separación y todo el sufrimiento que esta acarrea.
Su amada, además, le recomienda relacionarse y le recomienda unirse a la vida. En ese momento ella le pregunta: “¿sabes qué es real?”. Llevando la mano de él a su corazón, diciéndole, necesito pensar que un evento extraordinario es posible. Es decir, un milagro. Estar en otro espacio tiempo sin ninguna razón y por todas las razones, cambiar de percepción, permitir que el Espíritu Santo corrija un viejo patrón fractal de pensamiento. Así sanas a tu hermano, percibiendo cordura en él cuando se comporta en forma demente, llevándolo a tu corazón y llevándote a ti mismo al corazón de Dios para allí sanarlo toda idea de separación, toda dinámica de opuestos, toda fe en las diferencias.
La imagen cuando él regresa a la universidad y se ve así mismo en el chico joven matemático que va a saludarlo es magistral, es el cierre milagroso de la sanación de una mente brillante o hermosa, lo que en realidad significa exactamente lo mismo. Nash pregunta al chico en el que se ve a sí mismo como en un espejo: “¿has comido?”. Y se da cuenta que el chico no ha comido, que está apasionado por los números como él. Allí, es a través de la risa, a través del darse cuenta de todo lo que tiene adentro, de todo lo que sabe y de relacionarse con amor, que Nash regresa a su verdadera naturaleza.
Para terminar, tenemos la escena del premio nobel, donde el matemático laureado dice: “elegí dejar de alimentar ciertos hábitos, los patrones de pensamiento y la tendencia a soñar despierto”. Ahí te está dando la solución, una solución totalmente conectada con lo que nos dice Jesús, nuestro Maestro y Salvador, en Un Curso de Milagros: “entreno mi mente para corregir los patrones de pensamiento, para deshacerlos y reconocer que estoy proyectando un sueño y que yo soy el soñador de ese sueño”. Ahí empieza mi camino a la libertad, el viaje sin distancia, esta maravillosa aventura de despertar. Ahí empieza el final del tiempo, recogiendo su alfombra para despertarme. John Nash cierra haciendo un homenaje y reconocimiento a Alicia, quien es su compañera poderosa diciendo: “sólo las ecuaciones del amor son reales”. ¡Amen!
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Una mente brillante (A Beautiful Mind) – Un Curso de Milagros Universal