¿Cuándo Será que ‘Ellos’ Aprenderán?

¿Recuerdas la canción “Dónde se han Ido Todas las Flores”, compuesta por Pete Seger y que se hizo
popular durante la época de la Guerra de Vietnam, cuando aquellos de nosotros que podíamos
estábamos tratando de crear conciencia sobre la locura de la guerra? Incluía el estribillo: “¿Adónde se
han ido todos los maridos? Todos se han ido a los soldados. ¿A dónde se han ido todos los soldados?
Todos han ido a los cementerios”. «¿Cuándo será que ellos aprenderán?» «¿Cuándo será que ellos
aprenderán?»
(UCDM, T-4.IV.11:2)


Entramos en la guerra de Vietnam por miedo al comunismo. También perdimos esa guerra. Según
Wikipedia, murieron 1.355.000 personas, en su mayoría civiles, y eso añadió más de 1 trillón de
dólares a la deuda nacional de Estados Unidos. Vietnam es hoy un país comunista regido según
principios básicos confucianos, taoístas y budistas y es un destino turístico estadounidense.
«¿Cuándo será que ‘ellos’ aprenderán?»

El

Espíritu Santo ve el cuerpo sólo como un medio de comunicación
y, puesto que comunicar es compartir, comunicar se vuelve un acto de comunión.
Tal vez creas que el miedo—al igual que el amor—se puede comunicar y que, por lo tanto, se puede

compartir.

Sin embargo, esto no es tan real como pueda parecer a primera vista.
Los que comunican miedo están fomentando el ataque,
y el ataque siempre interrumpe la comunicación y la imposibilita.

(UCDM, T-6.V-A.5:5-8)

 

La canción dice: «¿Cuándo será que ‘ellos’ aprenderán?» La palabra “ellos” impone la carga de la
prueba a otros. El Curso está claramente enfocado en ayudarnos a ver lo que sucede dentro de
nosotros. No se trata de «ellos». Se trata de «nosotros», o mejor, «yo». ¿Cuándo aprenderé “yo” que
no tengo enemigos? Lo que se necesita es un retorno a la razón a través de la comunicación. En once
ocasiones diferentes, el Curso dice: “La razón te dirá. . ..” La razón nos muestra cómo ver todas las
cosas con amor, aprecio y mentalidad abierta.

 

Dentro de ti amas a tu hermano con un amor perfecto.
Ésa es tierra santa en la que ninguna substitución puede tener lugar
y donde sólo la verdad de tu hermano puede morar.
Ahí estáis unidos en Dios, tan unidos como lo estáis con Él.

(T-18.I.9:3-5)

En el fondo, todos nos amamos de verdad. Así es en el Cielo. Sólo así podremos estar en paz. La ley
más básica del universo es la ley de causa y efecto. Así como damos, así recibimos. Lo que
sembramos, así cosecharemos. Por lo tanto:

Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo.
No puedes conocer a tu hermano si lo atacas.

Los ataques siempre se lanzan contra extraños.
Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño

y, por lo tanto, no puedes conocerlo.
Y al haberlo convertido en un extraño, le tienes miedo.
Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer.
En la Creación de Dios no hay extraños.

(T-3.III.7:1-7)

Si mi hermano tiene algo contra mí, debo detenerme y tratar de entender por qué. ¿Qué hice que lo
molestó? ¿Está loco? ¿Necesita él una mejor perspectiva, o tal vez la necesite yo? Quizás haya algo
que pueda hacer y que sea útil. Quizás fui desconsiderado. Quizás debería ofrecer una disculpa.
Quizás debería pedir perdón. ¿Hay algo que pueda hacer para mejorar las cosas? Ciertamente quiero
evitar ser reaccionario. Una de las secciones conmovedoras y poderosas del Curso aparece en el
folleto del El Canto de la Oración, donde leemos:

Es imposible perdonar a otro,

pues son únicamente tus pecados lo que ves en él.
Quieres verlos en él y no en ti.

Por eso es por lo que perdonar a otro es una ilusión.
Sin embargo, es el único sueño feliz en todo el mundo;
el único que no conduce a la muerte.
Sólo en otro puedes perdonarte a ti mismo,
pues lo has hecho culpable de tus pecados
y ahora tienes que encontrar tu inocencia en él.
¿Quién sino el pecador necesita que se le perdone?
Jamás pienses que puedes ver pecado en nadie excepto en ti mismo.

(O-2.I.4:2-8)

Para ver correctamente, debemos invertir la perspectiva egoica y realizar una inversión de
pensamiento. Deja de culpar a tu hermano o hermana o a las circunstancias. Es en la aceptación de la
responsabilidad donde se encuentra la verdadera libertad.

¿Quieres ayudar a sanar el mundo? Comencemos mirando hacia adentro. Comencemos por
perdonarnos a nosotros mismos por nuestros supuestos pecados. Esto sólo se puede hacer desde un
nivel superior. La buena noticia es que el amor puede llevarte a ese nivel superior. El amor puede
mostrarte el camino. No hay diferencia entre nosotros. Dios no ve contradicciones. Dios sabe que nos
amamos unos a otros.

Di conmigo:

“Todos los regalos que les hago a mis hermanos me pertenecen»

Amorosamente,
Jon Mundy

Traducido por: Verónica M. Barney

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