1. La idea de hoy continúa con el tema de que la dicha y la paz no son sueños vanos. 2Tienes derecho a ellas por razón de lo que eres. 3Te llegan procedentes de Dios, Quien no puede dejar de darte lo que Su Voluntad dispone. 4Pero primero tiene que haberse preparado un lugar donde poder recibir Sus regalos, 5pues no son bien recibidos por la mente que ha aceptado los regalos que ella misma inventó allí donde sólo a los de Dios les corresponde estar.
2. Hoy queremos deshacernos de cuanto regalo inútil nosotros mismos hayamos fabricado y depositado ante el santo altar donde sólo a los regalos de Dios les corresponde estar. 2Sus regalos son los que en verdad son nuestros. 3Sus regalos son los que heredamos desde antes de que el tiempo comenzara y los que seguirán siendo nuestros después de que éste haya pasado a ser eternidad. 4Sus regalos son los que se encuentran en nosotros ahora, pues son intemporales. 5Y no tenemos que esperar a que sean nuestros. 6Son nuestros hoy.
3. Por lo tanto, elegimos tenerlos ahora, sabiendo que al elegirlos en lugar de lo que nosotros mismos hemos fabricado, no estamos sino uniendo nuestra voluntad a la de Dios y reconociendo que ambas disponen lo mismo. 2Nuestros períodos de práctica más prolongados de hoy, los cinco minutos que cada hora le dedicamos a la verdad para tu salvación, deben comenzar con lo siguiente:
3Busco únicamente lo que en verdad me pertenece,
y la dicha y la paz son mi herencia.
4Deja a un lado entonces los conflictos mundanos que ofrecen otros regalos y otros objetivos que sólo pueden perseguirse en un mundo de sueños y que se componen de ilusiones, de las cuales dan testimonio.
4. Dejamos todo esto a un lado y, en su lugar, buscamos aquello que verdaderamente es nuestro cuando pedimos poder reconocer lo que Dios nos ha dado. 2Despejamos en nuestras mentes un santo lugar ante Su Altar, en el que Sus regalos de paz y dicha son bien recibidos y al que venimos a encontrar lo que Él nos ha dado. 3Venimos llenos de confianza hoy, conscientes de que lo que Él da es lo que en verdad nos pertenece. 4Y ya no deseamos nada más, pues no hay nada más que en verdad nos pertenezca.
5. De esta manera, hoy despejamos el camino para Él al reconocer simplemente que Su Voluntad ya se ha cumplido y que la dicha y la paz nos pertenecen por ser Sus eternos regalos. 2No nos permitiremos perderlos de vista entre cada uno de los períodos en que venimos a buscarlos allí donde Él los depositó. 3Traeremos a la memoria el siguiente recordatorio tan a menudo como podamos:
4Busco únicamente lo que en verdad me pertenece.
5Lo único que quiero son los regalos de la Dicha y la Paz de Dios.